

The Wait
Season 3 Episode 7 | 1h 14m 19sVideo has Closed Captions
Ana disappears after the party. Esteban’s secret may be revealed.
Ana disappears after the party, causing great strife at Velvet. Cristina is finally pregnant, but feeling guilty. Esteban’s secret may be revealed; Patricia manipulates Jonas; and Enrique returns to the store.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback

The Wait
Season 3 Episode 7 | 1h 14m 19sVideo has Closed Captions
Ana disappears after the party, causing great strife at Velvet. Cristina is finally pregnant, but feeling guilty. Esteban’s secret may be revealed; Patricia manipulates Jonas; and Enrique returns to the store.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
How to Watch Velvet
Velvet is available to stream on pbs.org and the free PBS App, available on iPhone, Apple TV, Android TV, Android smartphones, Amazon Fire TV, Amazon Fire Tablet, Roku, Samsung Smart TV, and Vizio.
Providing Support for PBS.org
Learn Moreabout PBS online sponsorship-Estoy preguntando que qué hacía eso ahí.
-Después de un mes viviendo allí.
-¿De qué estás hablando?
-¿No vas a decir nada más?
-Lo nuestro se ha acabado.
¿La princesita está cansada de dar vueltas?
Pues esto no ha hecho más que empezar, querida.
-Tanga un buen viaje.
-Adiós.
-¿Estás pensando lo mismo que yo?
-Deja me desabrocho.
-El armario.
-¿Qué, qué?
-Que se ha abierto solo la puerta del armario, Rita.
-¿El lechón, te has acostado con el lechón de Valladolid?
No, búscate a otro.
-Alberto y yo queremos ir a vivir juntos.
-¿Estáis seguros?
-Llevamos toda la vida esperando.
-¿Estás viendo el espíritu?
Lo estás viendo.
-Que estás pa' allá, primo, que una rubia de infar... -Por favor, no me delates, Jonás.
-Jonás.
el paleto ya es historia.
-No me delates.
¿Mm?
-Hemos pedido un préstamo al banco y nos han estafado.
-Pues solo se me ocurre una persona para resolver esto.
-No.
-Dame ese contrato.
-¿Vuelvo a Velvet sí o no?
-Vuelves.
-Enrique no fue quien robó los diseños de De la Riva, y quien lo hiciese sigue en las galerías.
Fuiste tú el que me aseguraste que Enrique era el culpable de todo.
-Eres una mentirosa, todo lo que sale de tu boca es veneno.
Alberto me acusa de traidor, ¿qué quieres?
¿Arruinarme la vida?
-Don Alberto, tiene una visita.
-¿Quién es?
-Una visita sorpresa.
-Yo les dejo solos, -No, Ana, quédate.
Esta semana es el décimo aniversario de Airsa, así que venía a invitar a mi diseñadora favorita y a su mecenas.
-Ven conmigo, por favor.
Dame una oportunidad para arreglar las cosas.
-Vaya con su antigua inquilina.
-Se te olvidó invitarme a la fiesta, Alberto.
¿De verdad pensabas que iba a ser la única de tus mujeres que se iba a perder una noche tan especial?
El amor de tu vida, tu esposa y tu amante.
[♪ Alba Libre: "Falling In Love"] [♪ música animada] -¡Ana!
¡Ana!
¡Ana!
¡Ana!
[timbre] [♪ música animada] -¡Alberto!
¿Qué pasa?
-Ana se ha enterado de lo de Sara.
Cristina se lo ha contado, ha venido a la fiesta de Airsa.
-Pasa, pasa.
Esa fiesta era una mala idea desde el principio.
-Tenías que haber visto cómo me miraba.
Estaba tan lejos.
-¿Y qué le has dicho?
-He intentado explicarme, pero no.
No quería ni verme.
-Es normal, está furiosa, pero cuando pasó lo de Sara, no estabas con Ana, tiene que entenderlo, -Me he acostado con Sara y Ana lo sabe.
Imbécil.
-Pues bienvenido al club de los imbéciles.
Porque, madre mía.
Soy un campeón para atraer mujeres.
Está mal que yo lo diga, pero es que es así, ahora retener a una, ni me preguntes, no tengo ni idea.
-Esto va a ser imposible de arreglar.
[♪ música animada] -Es muy tarde, no te preocupes.
No estamos viendo las cosas con perspectiva.
-Ha declarado la guerra.
Cristina me ha declarado la guerra y no va a parar, Mateo.
No va a parar.
Estoy jodido, Estoy muy jodido.
-La verdad es que no sé qué decirte.
Desde luego, no te vengas abajo, no con todo lo que habéis liado.
Mañana será otro día.
-Va a ser el día más largo de mi vida.
-Bueno... Hace mucho tiempo que no nos cuidamos el alma, así que hablemos, relájate, quédate ahí tumbado.
Descubramos el mal que hay en nosotros, y por qué somos tan desastre.
[Alberto suspira] -Toma, poeta.
[risas] [♪ música animada] Ábreme, por favor.
¿Han visto a Ana?
-No.
-No.
Ha visto en su cuarto?
-Vengo de allí, no está.
-Pero todavía es temprano, se habrá levantado antes para hacer recados.
Con toda la colección, la pobre no da abasto.
-Claro.
-Está bien.
-Gracias.
-¿Qué misterio se trae este don Alberto, no?
-¿Primo?
Primo, por favor.
Como se entere don Emilio... Primo, entro.
Oye, ¿qué pasa con la gente?
¿Es que no hay nadie en su sitio?
-Pues yo a Ana sí que me la creo de recados, pero a tu primo madrugando mucho no me lo imagino, la verdad.
-Bueno.
-Y este con lo suelto que está, a saber dónde pasa la noche.
[suspiros] -Esto no me lo esperaba yo.
Caramba, joven paleto.
-Gracias, esto me viene de familia.
En el pueblo siempre dicen... Bueno, usted ya sabe cómo son los de pueblo.
-Pues la verdad es que no.
No, no, las cosas rurales nunca.
Bueno, tenemos una casa en Baqueira, junto a la estación.
-Entonces llega el tren, como en Porrillos.
[risa] La estación de esquí.
-Ah.
[suspiros] [teléfono] -La reunión con Valentín.
-¿Valentín?
¿Y Quién es ese?
A ver si nos va a echar unas flechas, y tú y yo.
-Ay, Jonás, aquí lo único que hay entre tú y yo es el trato que acabamos de hacer.
-¿Un trato?
¿Qué trato?
Yo más bien diría que esto ha sido un revolcón o un affair de esos que dicen en las películas, vamos, que a mí lo de la Luisa me ha dejado tocado.
-Uy, sí, sí, ya lo he visto, ¿eh?
A ver, Jonás, tú me deseabas y yo deseo tu silencio, así que eso es todo lo que hemos hecho.
Un intercambio.
Yo te he dado lo que tú querías y a cambio tú no le dices a nadie que estoy viviendo aquí.
-No, pero, señorita Patricia... -No, no, no, seguro que lo entiendes, yo tengo planes, ¿vale?
Tengo, tengo aspiraciones, y si el cretino de mi hermano se entera de que estoy viviendo aquí, pues todo eso se va al garete, así que por favor, no juegues.
[sube cierre] -¿Y eso es todo?
-¿Te parece poco?
[resoplido] -No.
-Bueno, aunque tal y como han ido las cosas, ¿no?
[risa] ¿Puedes ir a la puerta, por favor?
Ve que no venga nadie.
-Despejado.
-Intercambio, a mí que lo llame como quiera.
[risa] ¡Oh!
[risa] -Ya han oído, los quiero a todos arriba dentro de cinco minutos.
[♪ música animada] -Buenos días.
-Buenos días.
[♪ música animada] -Un detalle hace la vida más agradable.
¿Verdad?
-Sí.
-A, a mi madre siempre le llevo flores los lunes y los viernes, siempre, sí.
Los lunes clavellinas y los viernes Gardenias.
-Sí, si es que eres un hijo excelente.
-Bueno, todo lo que haga por mi madre es poco.
Ella siempre se ha desvivido por mí.
[risa] -Cuánto me alegro.
-Sí, realmente no hay otra mujer como ella.
Eh, bueno, pero, pero sin embargo, Patricia, te quiero pedir algo.
-¿Sí, Valentín?
-Valentín Alcocer.
¡Pero qué alegría, hombre!
-Enrique Otegui.
[risa] ¿Subís?
-Sí.
-Subimos.
-Qué sorpresa, Enrique.
No sé por qué tenía entendido que habías vuelto a San Sebastián, al astillero.
-Cambio de planes, así que ahora vamos a poder vernos todo el tiempo que quieras.
-Ah, pero para sorpresa... -Sorpresa esta.
Valentín Alcocer y Patricia Márquez juntos.
-Bueno, llevamos viéndonos muy poco, -pero estoy muy feliz, sí.
-¿Sí?
-Valentín, tú no lo sabes, pero el último hombre con el que estuve era un completo imbécil.
¿Verdad, Enrique?
-No te desgastes, hay hombres de los que ni siquiera merece la pena ni hablar.
-Desde luego.
-Bueno, y además eres, eres joven y los desengaños, pues son mayores cuando se es tierna y dulce.
[risa] -No, no, que tienes mucha razón en lo que dices, pero no subestimemos a Patricia que le ha cundido el tiempo.
[risa] -No sé si te entiendo.
-No hay nada que entender, ya sabes cómo es Enrique, qué humor, ¿eh?
-Bueno... -Qué complicidad.
-No, no, no, complicidad la vuestra, ¿eh?
A ver si esto va a terminar en boda.
-Oh.
¡Oh!
[risas] -¿Este es tu plan?
¿Arreglar tu vida con el dinero de los Alcocer?
¡Uh!
-Eso no te interesa.
¿O sí?
-Vamos.
Patricia.
[♪ música animada] Bárbara, ¡estoy embarazada!
¡Wu!
¡Por fin!
-Lo he conseguido, no me lo puedo creer.
-Te lo dije, bienvenida al club.
Ya.
Lo único que... -¿Qué, qué pasa?
[♪ música animada] -Que me sabe mal.
Por Víctor.
-¿Por quién?
Ah, por el lechón.
Bueno, por eso no te preocupes, si ni se va a enterar.
A no ser que el hijo salga a él, que ya sería mala suerte.
-Ya, Bárbara, pero es su hijo, el padre es él.
No sé, ahora que estoy embarazada pienso en todo lo que estoy haciendo y me parece demasiado, -Pero, Cristina, ¿tú no quieres a Alberto con toda tu alma?
¿No estás haciendo todo esto para que vuelva contigo?
-Claro.
-Bueno, pues ya está, con este hijo seguro que vuelves con él.
[suspiro] -Bueno.
¿Cuándo vienes a la oficina?
-Ay, es que con la niña, ya sabes.
-No, no, no, la excusa de las noches en vela no te va a servir, Bárbara, tenemos reunión con Valentín.
-Y tú me vas a excusar delante de él porque eres una reina.
Bueno, nos vemos luego, ¡gracias!
¡Chao, chao!
-Bárbara, pero... ¡Bárbara!
[risa] Pero bueno... [tono sin señal] Perdona por el retraso.
Valentín.
Os pido disculpas en nombre de Bárbara, ha surgido un imprevisto y no podrá estar con nosotros.
-Bueno, en ese caso podemos comenzar... -Aún falta alguien.
-¿Enrique?
[Valentín ríe] -Es la última incorporación al equipo.
Mi hermano va a ser el asesor financiero del proyecto.
-Qué callado te lo tenías, ¿ah?
Por eso en el ascensor... -Bueno.
-Qué truhan, Enrique.
Qué truhan.
-Esto sí que es una bienvenida, muchas gracias, Valentín.
-Conozco su trabajo en los astilleros.
Con sus conocimientos de gestión, nuestras posibilidades aumentan sin duda alguna.
Bueno, y además no me veré solo ante el peligro, Tanta mujer me pone algo nervioso.
-Intentaré no decepcionarte.
Desde luego en los negocios, pero también con ellas.
[risas] -Bueno, con el acuerdo ya cerrado y los bocetos en marcha, yo creo que lo que más urge ahora sin duda es hacer una provisión de abastos.
Mi compañía no puede ofrecer el material sin esa previsión.
-Precisamente, te he traído los informes de ventas del Departamento de Joyas de los últimos diez años.
Como podrás ver, más del 30 % de los beneficios salen de ahí.
-Ya, pero no han trabajado con nuestras piedras preciosas, no podemos hacernos con esto una idea de la demanda real.
-Tu producto es el mejor del mercado, nuestra clientela exclusiva.
-Por supuesto.
-En cualquier caso, la demanda aumentará.
-Sin duda, claro, pero mi empresa necesita saber datos más específicos.
Podemos dárselos creando un catálogo con los diseños de las joyas.
-No tenemos las joyas, no podemos fotografiar.
-Pero tenemos los bocetos, Patricia, y podemos mejorarlos.
Serán ilustraciones detalladas que pondremos a disposición de nuestros clientes para... -Lo que quiere decir es que podríamos conocer con antelación la demanda de cada joya, así conoceríamos sus preferencias, sus gustos.
-Exactamente.
Nuestras clientas podrían señalar cuáles son sus diseños favoritos.
-Perdonadme, pero yo la idea del catálogo no la veo clara.
Sin las joyas, las clientas no querrán decidir.
-Patricia, Valentín es un hombre de hoy en día, estoy seguro de que no se va a querer limitar a la venta tradicional y que le va a dar una vuelta al negocio.
Creo que es una oportunidad en la que arriesgamos muy poco y tenemos mucho que ganar.
Pero por supuesto, la decisión es tuya.
-Vamos a hacerlo.
Sin duda, Patricia, tenemos que ampliar la visión del negocio tradicional.
Así da gusto hacer negocios.
[♪ música animada] [♪ música calma] -Buenos días.
-No he hablado con ella, Mateo.
-Bueno, ya está, tú dale su tiempo.
-No estaba en su habitación, tiene que haber salido a primera hora.
No lo sé.
-Estará a punto de llegar.
-Su jornada de trabajo ha empezado y no está aquí.
-Esperamos mejor arriba, vamos.
[♪ música animada] -A ver, al lío, Cafiero, el desfile, ¿con qué nos ponemos?
-El borrador del contrato de Cafiero debería salir mañana para Italia.
Me gustaría que preparases un documento con líneas de distribución porque eso tendrá que ir como anexo.
-¿Le has pasado su dirección postal a Clara?
-Lo tengo arriba con el contrato.
-Antes me gustaría que Me lo enseñarás.
-¿No te fías?
-Sí que me fío, pero me parece demasiado importante como para no implicarme.
-Ese es mi chico.
[♪ música animada] -Buenos días.
-Buenos días, Clara.
-Buenos días, don Alberto.
-Sobre la mesa de mi despacho hay unos documentos para el señor Cafiero, me gustaría que salieran hoy para Italia.
-Por supuesto.
-¿Los envío ahora mismo?
-No, después de que Mateo redacte unos informes.
-Muy bien, cuando usted indique.
-Clara, ¿has visto a Ana hoy por aquí?
-No, la última vez que la vi fue anoche, antes de la fiesta de Airsa.
¿Quiere que baje a buscarla?
-No, no te preocupes, cualquier cosa, estoy en el despacho.
-Clara.
Clara, te estoy hablando.
-Dígame, don Mateo.
-Tenemos que hablar de algo importante.
-Espero que sea de trabajo.
-No te preocupes, no tiene nada que ver contigo y conmigo.
Es sobre Alberto y Ana.
-¿Qué pasa con Alberto y Ana?
-Ayer discutieron, me gustaría que me ayudaras a que arreglaran las cosas.
-¿Por qué discutieron?
-Pasó algo en la fiesta.
-¿Qué pasó?
Bueno, no sé para qué te pregunto, porque no me lo vas a contar o te vas a inventar algo.
En fin, mira, o me hablas claro, Mateo, o me voy.
-Te lo voy a contar, pero si me prometes que no le dices nada a nadie.
Ven, ¡ven!
-¿Que don Alberto se acostó con Sara?
¡Pero qué canalla!
-Un momento, no estaba con Ana, podría acostarse con quien quisiera.
-Por favor, ¿qué, le vas a defender encima?
No sé de qué me extraño.
Sois tal para cual.
-Solo estoy diciendo que las circunstancias eran otras.
-Pero que no lo justifique.
-¡No le estoy justificando!
Pero al final se va a quedar sin Ana y no tanto por lo que hizo, sino... -Porque no se lo contó.
[♪ música animada] -Pero se siente como un imbécil porque mintió.
Porque lo está pasando fatal.
-¿Sigues hablando de ellos, no?
-¿De quién si no?
Mira, Clara, lo nuestro ya no tiene solución.
¿No?
Pero por lo menos puedes ayudarme a que las cosas se arreglen entre ellos.
¿Me vas a ayudar?
-Voy a ver si me entero de algo.
[♪ música animada] Bueno, Rita, tengo que contarte algo.
-Vaya, vaya, vaya, que Radio macuto empieza pronto las emisiones.
No me lo digas, no me lo digas, Pepita le ha echado el guante a Ignacio.
No, no, no, no, no, no, Jonás tiene un objetivo a la vista, seguro que sí.
-M'hija, que no seas boba, que no se trata de eso, que es de Ana.
-¿Ana?
Pero ¿qué pasa con Ana hoy?
Que está en el punto de mira.
Oye, ¿no tendrá que ver con que Alberto haya bajado a buscarla?
-Resulta que Cristina se presentó en la fiesta de Airsa.
-¿Qué?
Pues no me digas más, la pánfila esa llegó, hizo de mujer perfecta y Ana tragando, ¿verdad?
-Pues no, que ojalá solo hubiera sido eso.
Crees que Cristina le dijo delante de Ana que Alberto se había acostado con Sara.
-¿Cómo?
-¿Y tú qué miras, cotilla?
¡Sh!
-Buenos días, don Mateo.
-¿Te gusta jugar con la mujer de otro?
-¿Qué?
-Están heridas y lanzarte.
¿Eso es lo que haces?
Ayer quedaste con ella, dímelo, sé un hombre, dímelo, -Vale, sí, lo reconozco, me gusta.
[golpe] -¡Au!
-¡Mateo!
¡Víctor!
¡Parad!
-Tu secretario ha intentado beneficiarse a Clara.
¿Eh?
-Pero ¿qué dices?
¿Cómo va a ser?
No, no me refería Clara.
-¿A quién te referías entonces?
-Me refería a... -A mí.
-¿Qué?
-Víctor está conmigo.
-Vamos para dentro, vamos para dentro.
-¡Enrique, suéltame!
¡Que me sueltes!
-Eres una ramera.
-No te atrevas a darme clases de moralidad, Enrique.
-Yo soy un hombre y tú eres mi mujer, -No, no te equivoques, hace mucho tiempo que tú y yo no somos nada.
Quería ahorrarte el disgusto, pero... ya que vamos a trabajar juntos... -Mira, desde hoy lo tuyo con ese se ha acabado, ¿me oyes?
-Ni hablar.
-¿Cómo que ni hablar?
¿Pero tú no tienes vergüenza?
-Mira, si te quedas en las galerías, esto es lo que te espera.
No pienso dejar a Víctor, -Pues me pienso quedar, ¡y ese se va!
-¿Mm?
Alberto todavía no sabe que has venido, igual el que se acaba yendo eres tú.
Pichín.
-¿Pero tú crees que le tengo miedo a Alberto?
-Pues no te preocupes, que yo mismo se lo voy a contar.
[risa] -¿Te hace gracia o qué?
-No, no, no.
De verdad que no, Víctor.
Bueno, un poco sí.
-Pues a mí no me hace gracia.
Tienes que reconocerme que la situación ha sido de lo más... -La situación ha sido lo más violenta, Cristina, muy violenta.
¿No has visto cómo ha sido tu hermano, cómo me ha mirado, cómo gritaba...?
-Bueno, a mi hermano, se le va la fuerza por la boca, no te preocupes.
Y por los gritos, y Bárbara y él están siempre a la gresca.
-Es que igual, si él supiera lo nuestro... -No.
Nadie en mi familia sabe que Alberto y yo estamos como estamos.
Así que a partir de ahora, lo que pase entre tú y yo que quede para ti y para mí, ¿entendido?
Vamos a trabajar.
-Sí.
-Antes, vete a buscar hielo para el ojo.
-Sí.
[golpes en la puerta] -Adelante.
-¿Cuánto tiempo sin vernos.
-¿Tú qué haces aquí?
-Me reincorporo a Velvet como asesor de la nueva línea de joyería, -Tu padre te despidió delante de mí, Mi padre me echó del consejo, no me queda ni una acción de esta empresa, no soy más que un mero asalariado.
-¿Ah, sí?
¿Contratado por quién?
Porque que yo sepa, yo no he firmado ningún papel.
-Mi hermana.
-Tu hermana no tiene poder para decidir eso.
-No lo tenía, pero mi padre le ha dado carta blanca, a ti no te queda más que aprobar las cuentas.
L-as cuentas y tu salario.
-Cierto.
Pero tal vez deberías relajar tu actitud conmigo, sobre todo teniendo en cuenta que me echasteis de las galerías por algo que no hice.
Pero eso tú ya lo sabías, ¿o no?
-Esto no va a quedar aquí, Enrique.
[♪ música animada] ¿No te basta con lo de Ana?
¿También aquí tienes que actuar a mis espaldas?
-Supongo que ya te has encontrado con Enrique.
-¿Supones?
-Necesito a alguien con su experiencia en las finanzas, y tú no puedes hacerte cargo.
-Yo puedo ocuparme de todo, tu padre dejó bien claro que soy yo el que tiene la última palabra con respecto a las finanzas de esta empresa, y eso incluye cualquier salario, soy el director de esta empresa, que no se te olvide.
-Y yo fui ayer a verte para consultártelo, Alberto, pero cuando llegué a tu despacho ya te habías marchado a esa fiesta.
A la que sigo sin entender por qué no se me invitó.
Por cierto, te recuerdo que sigo siendo tu mujer y que fue mi hermano quien trajo el contrato de Airsa a las galerías.
Así que si alguien sobraba allí, créeme, no era yo.
Por cierto, ¿cuándo nos ibas a decir algo sobre toda esa pantomima de tu tío Esteban acusando a Enrique de robar los diseños de De la Riva?
Porque ha hecho falta la confesión de Patricia para que nos enteremos de que todo era mentira.
-Tú fíate de mi hermana y acabarás como ella.
-Ella miró por el bien de la empresa, y yo necesito a Enrique para este proyecto.
-A ver qué tiene tu padre que decir al respecto.
-No creo que estés en posición de amenazarme con algo así, con todo lo que tienes que callar frente a mi familia.
-Yo ya no me escondo de nadie, Cristina.
-Alberto, a ninguno de los dos nos conviene recurrir a mi padre.
-No quiero enterarme de su presencia aquí.
A la mínima le echaré, y esta vez no será con buenos modales.
-Eh, a ver... [carraspeo] Llevamos varias citas, Patricia, y, bueno, he estado reflexionando concienzudamente, además muy concienzudamente, y me gustas mucho, ¿vale?
Entonces yo creo, llegado el momento ya del... de que... Mira, lo que te quiero pedir, Patricia, es que seas mi novia, mi novia formal, la formal, digo, eso quiero decir... Es que llevo mucho tiempo buscando una mujer con tu carácter, con tus principios y al fin la he encontrado.
Y, y bueno, y esto es, es para ti.
[♪ música animada] ¿Eso es un, eso es un sí¡ -Uy.
Esto, esto es un sí.
[♪ música animada] [risas] Que... [carraspeo] Pasa, pasa.
Que podríamos ir a, a cenar al club de campo con mamá esta noche, se va a volver loca de alegría.
¿Qué te parece?
¿Cómo lo ves?
-Uy, que se me va a hacer eterna la espera.
-Bueno, no tiene por qué, seguro que tienes mucho que organizar.
Bueno, para empezar tu modelo.
¿Mm?
-¡Mm!
-Eh, perdón, tenga la bondad de atender a la señorita Márquez, mi novia.
¿Mm?
Que elija el vestido que más le gusta y lo apunta en la cuenta de los Alcocer.
-Por supuesto, don... -Valentín, Valentín Alcocer.
-Así lo haré.
-Que nada, nos vemos luego, querida.
¿Mm?
[beso] -Ahora entiendo lo de sus planes.
-Esto no es asunto tuyo.
-Esta mañana no decías lo mismo.
-¿Qué tal Lucía hoy?
-Ha llegado puntual como un reloj suizo.
-Una buena noticia, por fin.
-Bueno, ya veremos.
Mejor no cantar victoria, todavía.
Sigue empeñada en desafiarme, no deja pasar ni una sola oportunidad de intentar hacerme perder los nervios.
-Lo que quiere es que la pongas en la calle -Ah, sí.
Y no veas cómo se esforzó ayer en conseguirlo.
Pero no tengo la menor intención de darle gusto.
-Eres una mujer maravillosa.
-Una mujer enamorada, más bien.
Anda, ve a hablar con ella.
-¿Qué quieres?
-Saber cómo estás.
-Ya te lo ha contado, ¿no es eso?
-¿Quién?
-Doña Blanca, ¿quién va a ser?
-¿Y qué se supone que me tiene que contar?
-Cualquier cosa que haya hecho tu hija.
-Me ha dicho que has sido muy puntual.
No vengo a reprocharte nada, hija, me intereso por ti.
¿Te vas acostumbrando?
-¿A que te intereses por mí.
Es una novedad, pero vaya.
-No seas tonta, me refiero al trabajo.
-No lo sé, supongo que sí.
-¿De verdad pensabas que te ibas a salir con la tuya?
-No creo que sea el momento ni el lugar.
-A mí me sirve, fuiste tú el que robó los bocetos y dejaste que me echaran la culpa.
-Eso es mentira.
-Bien, pues he vuelto a las galerías y no pienso parar hasta dar con el culpable.
Así que te voy a seguir muy de cerca.
Esa es tu hija, ¿no?
Pobrecilla.
[♪ música tranquila] -Papá, ¿de qué hablaba ese hombre?
-Nada, hija, un malentendido.
No tiene importancia.
[♪ música tranquila] Pilar, tenemos que vernos.
No, tiene que ser antes.
De acuerdo, allí estaré.
-¿Le puedo ayudar en algo?
-Estaba esperando.
Raúl tenía que haber llegado hace una hora.
-Bueno, le recuerdo que en los procesos de creación de las colecciones los horarios se suelen alterar bastante... [♪ música tranquila] -Claro.
-De todos modos, puedo intentar localizarle o llamarle por teléfono.
-No se preocupe, tampoco es tan importante, don Emilio.
[♪ música tranquila] -Rita, perdóneme, pero ¿marcha todo adecuadamente?
-Pues claro que marcha todo adecuadamente.
Si, si estamos que no paramos.
Lo que me encomendó doña Blanca estaba listo para esta mañana, y es más, estamos avanzando con lo de Italia que les hace falta.
-Ya, ya, ya, ya, ya, ya, ya sé que trabajan duro, pero únicamente estaba extrañado de no ver aquí a los diseñadores dadas las horas que son.
-Ah.
Perdone, don Emilio, que me pongo a hablar y no me callo.
-Em, ¿Ana no ha llegado?
-No, yo no la he visto esta mañana, pensé que habría salido para hacer alguna gestión.
Pero al no estar don Raúl, seguro que han ido a trabajar juntos.
-Hágamelo saber cuando lleguen, don Alberto tiene la cita con el señor De la Riva, -Así lo haré.
-Hasta luego.
-Hasta luego, don Emilio.
-Tengo aquí el informe que me pediste.
El señor Cafiero no podrá decirte que no.
-Ahora le echo un vistazo y lo mandamos.
¿Qué hora es?
-Un poco temprano para esa copa, ¿no crees?
-Por lo menos Raúl no está.
Estarán trabajando juntos.
Me he encontrado con don Emilio abajo y casi se me cae la cara de vergüenza.
-Bueno, olvídate de eso ya.
Ahora tenemos que concentrarnos.
-Vamos a por ello.
-Buenos días, Víctor.
-Vamos a ver Mateo la que me ha liado.
-Mira, de don Mateo no quiero ni hablar.
-Pues espero que esto te sirva de muestra de amor.
-¿Te lo ha hecho él?
-Un malentendido, se pensaba que te estaba cortejando.
-¿En serio?
-De verdad, cómo sois las mujeres.
Le parten uno en la cara y os derretís.
-Que no, que no, que no, que eso serían las mujeres de antes que éramos dependientes de un hombre, que yo soy una mujer independiente y no necesito que ningún hombre se parta la cara por mí para sentirme valorada.
Qué animal, ¿no?
[♪ música animada] -Buenos días.
-Calla.
Que no me importa un bledo lo que pase en tu vida, pero me voy a encargar de que salgas de la mía lo antes posible, Bárbara es mi mujer y no me gusta un pelo que le respiren encima, ¿lo has entendido?
-No, entre Bárbara y yo... -Ni se te ocurra mencionar su nombre.
A partir de ahora no volverás a tratar sus asuntos, yo seré tu único interlocutor.
Y por la cuenta que te trae, ni se te ocurra volver a acercarte a esa boca, a esos labios y esas caderas que son mías.
-¡Enrique!
Víctor, vete al archivo, tráeme los antiguos dosieres de joyería.
¿Se puede saber qué te pasa?
-No quiero que ese sujeto trabaje para mi mujer.
-Curioso.
Cuando Bárbara tiene que soportar que Patricia y tú trabajéis mano a mano.
-A Patricia no la traje yo.
-Ese sujeto se llama Víctor, es un empleado eficiente, Bárbara está muy satisfecha con él.
-Quiero ese cateto fuera de las galerías.
Bárbara es mi mujer y me debe un respeto.
-Eso no se llama respeto, eso se llama ataque de celos, y sin duda es muy bueno comprobar que a estas alturas sigues preocupándote tanto por ella.
-Mira, Cristina, lo único que intento es que no se vuelva a equivocar, porque últimamente no es que estéis tomando las mejores decisiones.
-Secretario.
Te estaba buscando.
-¿A mí?
Bueno, yo creo que quizá a lo mejor a partir de hoy debería dejar de ser su secretario.
-Ay, ¿pero qué tontería es esa?
Tú serás lo que yo te diga, a ver si ahora vas a querer un despacho de director general.
-No.
es que, doña Bárbara y su marido... -Sí, sí.
Bueno, mi marido, hoy se ha sentido el rey de la selva, pero yo soy tu jefa y mi marido es un simple asesor de la colección de joyas.
-Mjm.
-Así que harás lo que yo te ordene, -Por supuesto, usted es la jefa y haré lo que usted quiera, pero yo creo que igualmente con su marido tendrá que hablar sobre el asunto, ¿no?
-Sí, sí, mira, el asunto es el siguiente, tú eres mi secretario y yo la que manda y ordena, y por lo tanto tú obedeces.
-Mjm.
-Y te informo de que te vas a pasar todo el día de hoy pegadito a mi trasero.
-Sí, sí, sí.
Pero si a su marido le respeto mucho, eso por supuesto que quede claro sí.
-Mi marido ladra, pero es poco mordedor.
En cambio yo puedo resultar letal.
-Empiezo a pensar que este puesto me queda grande.
-Ese es un tema que mejor vamos a obviar en este momento.
¿Vamos?
-Hm.
Voy, voy, voy.
-¡Vamos!
[♪ música animada] -Descuelga el teléfono.
¿Y bien?
¿Cuál es la urgencia?
-Enrique ha vuelto, se ha incorporado a la línea de joyas de Velvet.
-¿Cómo?
-No lo sé, pero tiene claro que soy el culpable, es cuestión de tiempo, Pilar.
-Lo que diga Enrique nos da exactamente igual.
No tiene pruebas.
Su opinión en Velvet pinta menos que la mía, así que puedes estar tranquilo.
-Tenemos que parar esto, Pilar, soy yo el que da la cara.
Si se descubre todo... -Tu pobre novia te va a odiar.
-No digas tonterías.
-Venga, hombre, si solo hay que verte la cara para saber qué es lo que te tiene muerto de miedo no es que Alberto descubra tu traición, eso te trae sin cuidado.
-Deja ese tono de autosuficiencia, no quiero seguir con esto.
Y sin mí, me temo que no te queda más que esperar a que todo se calme.
-No puedo esperar, me estoy jugando mucho.
-Y yo me juego mi vida.
Sí, lo hago por Blanca, ya es hora de que me dé una segunda oportunidad, con ella y con mi hija.
-¿Y cómo piensas iniciar esa nueva vida?
No puedes hacerlo sin mi dinero.
-Ya lo veremos.
Aquí tienes tu dinero.
-Si sales por esa puerta, te voy a hundir, te lo juro.
-Hazlo y te llevo por delante.
[♪ música animada] ¡Blanca!
¡Blanca!
¡Blanca!
Vuelve los ojos de tu grandeza a este cautivo caballero.
-¿Se puede saber qué estás haciendo?
¡Levántate del suelo ahora mismo!
-No lo haré hasta que me digas que te vienes a vivir conmigo.
-¿Pero qué estás diciendo?
¿Quieres dejar de comportarte como un crío?
-No lo haré hasta que me digas que sí.
-¿Que sí qué?
-Que te vienes a vivir conmigo.
-Me iré contigo donde tú quieras, Pero levántate.
-Dime que sí, ¡dime que sí, dime que sí!
¡Me he liberado de una carga que estaba consumiendo mi vida!
Quiero vivir contigo, siento que he perdido mi vida, -Lo que has perdido es la cabeza.
-Te lo estoy pidiendo en serio.
-Me vas a hacer llorar.
Todo esto es una locura.
¿Qué va a decir Lucía cuando se entere?
-Dime que sí.
-Sí.
[risa] Sí.
Sí.
[aplausos] [risa] -Sí.
Sí.
[risa] Has dicho que sí, -¡Suéltame!
[risa] [♪ música animada] [silbidos] -Señoritas, ¿preparadas para un día mágico de trabajo?
-Señor De la Riva, menos mal que ha llegado, que nos tenían preocupados.
-Pues sí que te has tomado en serio lo de ser supervisora de la colección, que hasta vas a ponerme hora de entrada.
No te digo.
[risa] ¿Dónde está Ana?
[♪ música tranquila] -¿Pero Ana no está con usted?
-No, yo vengo directamente del hotel, ni siquiera he quedado con ella.
-Ay, madre mía.
Que Ana ha desaparecido.
-Rita, por Dios, por Dios.
Que si hay alguien más dramático en este mundo que yo es usted.
-Que no, que no, que lo digo en serio, don Raúl, que nadie la ha visto esta mañana, no ha venido a trabajar.
-No.
Que no, que no, que ayer hubo una fiesta y sabemos todos lo que ocurre después de la fiesta, que estará durmiendo la mona.
-¿Ana?
¿De verdad?
Que sí, mujer.
Que ayer hubo una fiesta apoteósica, vaya, que estará en la habitación, venga, venga.
Vaya a buscarla, 1, 2.
1, 2.
1, 2.
-Rita, ¿ya ha llegado?
-No, no ha llegado.
Don Raúl acaba de aparecer por la puerta y Ana no está con él.
¿Me puede decir por favor qué es lo que está pasando?
-Ayer por la noche... -Discutieron, ya, ya, ya lo sé, no me mire así, si con la de veces que ha bajado, no podía ser otra cosa.
Pero por lo menos dígame, cuando la dejó aquí, ¿qué hora era?
-Ese es el problema, Rita, que yo no la dejé aquí.
Ni siquiera me dirigía la palabra, no quería hablar conmigo, no me dejó acompañarla.
-¿Me está diciendo que no sabe nada de Ana desde ayer por la noche?
-Yo también pensé que estaría con Raúl.
Ya ni siquiera sabemos si ha dormido aquí.
-Bueno, eso podemos averiguarlo, sígame, por favor.
[♪ música tensa] El vestido de fiesta aquí no está.
¿A dónde va?
-A buscarla.
Estoy dispuesto a levantar palmo a palmo esta ciudad, pero la voy a encontrar.
[♪ música tensa] -Pedro.
-Rita.
-Ana, ¿Ana no, no ha venido, no, no ha dormido aquí?
No, no, no aparece, no.
Pues que a-a-anoche ella y Alberto ya no... [Rita llora] -Pedro, Pedro, le están esperando arriba.
¿Podrían dejar los arrumacos para otro momento, por favor?
¡Eh!
¿Qué pasa?
¿Qué pasa?
[♪ música tensa] Por favor, por favor.
Atiéndanme, atiéndanme, por favor.
No tenemos noticia de mi sobrina desde anoche, ¿alguno de ustedes sabe algo de ella?
¿Alguien la ha visto o ha hablado con ella al menos en las últimas horas?
Sospechamos que no ha dormido en las galerías, así que, por favor, si alguien tiene alguna noticia por insignificante que le parezca, que no dude en comunicármelo.
Sea la hora que sea.
Y también les pido por favor que transmitan este mensaje hasta el último rincón de las galerías.
Muchas gracias.
[♪ música tranquila] Sí, morena.
El pelo liso, metro sesenta y algo.
Gracias, adiós.
-Don Emilio, acabo de enterarme de lo de Ana.
-Don Mateo y don Alberto han salido en su búsqueda por toda la ciudad y yo acabo de llamar a todos los hospitales.
-¿Y?
-Nada.
-Eso es buena señal.
Ya sabe que las malas noticias viajan rápido.
-Claro.
Ande, vamos a tomarnos una tila, y así le damos tiempo a su sobrina de llegar.
-Me estoy haciendo viejo y no acabo de darme cuenta.
-Está usted que ya quisieran muchos mozos.
-Mal que bien, encajé lo de Isabel, pero... pero si a Ana le pasa algo... -Ni lo piense.
Estoy segura de que todo tiene una explicación.
Vamos a mantener la calma.
¿Eh?
-Alberto ha llamado.
que no aparece.
-¡Por el amor de Dios!
¿Dónde está?
¿Se la ha tragado la tierra o qué?
-Ana nunca haría algo así, seguro que ha estado llamando y aquí nadie se ha enterado.
O que a lo mejor está mala la línea o vete tú a saber por qué.
Es que no me lo explico.
[teléfono] -¿Sí?
Lucía, es para ti.
-¿Diga?
-Cuelga.
-Sí.
Cuelga ya.
¡Cuelga ya, por favor!
¡La línea libre, hoy la línea libre!
¡Venga, a trabajar!
Ya basta de cháchara.
¡Un día como hoy el teléfono tiene que estar libre!
¡A trabajar!
[máquinas trabajan] [máquinas suenan más fuerte] [grito] Basta.
Basta.
Para las máquinas.
Para las máquinas.
Dejen de trabajar.
Necesito pensar con claridad.
[jadeo] Necesito pensar con claridad.
[jadeo] -Mírale, toda la vida tirando de todos, y ahora... Es que verle así se me parte el alma, primo.
-No, pero ahora me acerco yo y le cuento unos sufridos del pueblo... -No, no es el momento.
-Pero habrá que sacarle del pozo.
-Don Emilio.
-Mm.
-Que nos hemos estado fijando en usted.
No ahora, sino en la comida, y... -¿Y?
-No ha probado usted bocado.
-Sí, es posible.
-A mí me pasa también mucho, cuando tengo un problema, un disgusto, pues se me achica el estómago.
-No se ponga usted en lo peor, don Emilio, no ha pasado mucho tiempo todavía y cuando uno quiere estar solo, pues se olvida.
-Ahí solía sentarse cuando era pequeña, mientras yo llevaba el control de abastos.
Se fijaba tanto que aprendió a multiplicar casi sin darse cuenta.
Menuda ardilla era, veía crecer la hierba.
Cuando cumplió los siete años le pregunté qué quería de regalo.
"Aprender a montar en bicicleta", me contestó.
"Si no tienes bicicleta, ¿de qué te sirve aprender a montar?".
"Es que si aprendo a montar, usted ya se encargará de que yo tenga bicicleta, me dijo".
Y así fue.
Y aquí veníamos, un día sí y otro también para que aprendiese.
Una bicicleta cochambrosa de uno de los mozos de reparto.
Despacito, Despacito, ¿eh?
Ahí, eso.
Despacito.
Ah, ah, ah, muy bien, muy bien.
Gracias, muchas gracias.
-¡Mira, tío!
-Sí, la... [Ana grita] [bicicleta cae] [♪ música triste] Un segundo.
Un solo segundo que la perdí de vista y ya estaba en el suelo.
Luego la cosa quedó en nada, pero... Cuando la vi allí... tendida, quieta... Fue como si el mundo se parase.
Todo lo demás dejó de importarme.
Como ahora.
-No se preocupe, don Emilio, si todo va a quedar en un susto.
-Es que yo no puedo ni llegar a imaginarme mi vida sin ella.
-Ni falta que hace, ya verá como no será nada.
-Gracias, muchas gracias.
-Don Emilio.
-Usted me prometió que cuidaría de ella.
Usted me lo prometió a mí y se lo prometió a su madre.
-Déjeme que le explique, por favor.
-No hay explicaciones que valgan.
Las explicaciones se las dará usted a la policía.
No sabe nada de ella, ¿no?
¡contésteme!
-No.
-No voy a esperar un minuto más, voy a llamar a la policía.
[♪ música calma] No.
No, no, nada desde anoche.
La dirección de las galerías es el... Ah, perdone.
Claro, sí.
Gracias.
Muchas gracias.
[♪ música calma] -Don Emilio, si me lo permite... [♪ música tensa] -¿Qué pasa aquí?
Por qué no están trabajando?
-Eso es cosa mía, Cristina.
-¿Va todo bien?
-Sí.
No.
Ana no aparece desde anoche.
[risa] -¿Y eso es motivo para no trabajar?
-Algo debió pasar en la fiesta de Airsa y Ana no aparece.
-Bueno, todos venimos a trabajar cuando tenemos un problema, ¿no?
Me parece muy poco serio mezclar los asuntos personales con los profesionales.
-¿Cómo sabe que es un asunto personal?
Ana fue a una fiesta de trabajo, ella es la encargada de la colección de las azafatas.
-Bueno, y a mí lo que me parece es que hay mucho que hacer como para estar debatiendo aquí sobre lo que pasó o no pasó ayer en la fiesta de Airsa, ¿no?
Os he traído los bocetos que hemos seleccionado.
-Cristina, ¿podemos hablar un momento, por favor?
-Sí, me gustaría que lo vieras porque son una maravilla... Cristina, ¿se puede saber qué te pasa?
-Que no tolero que me hablen con ese descaro, que ya va siendo hora de que empiecen a respetarme como merezco.
-¿Qué pasó anoche en la fiesta?
Te conozco perfectamente, Cristina, y me estás ocultando algo.
¿Qué pasó anoche en la fiesta?
-Yo no sé qué te habrán contado... -No me han contado nada esas dos cotillas, pero me gustaría que me lo contaras tú.
Mi codiseñadora ha desaparecido de la noche a la mañana, nadie tiene noticias suyas, y a don Emilio le va a dar un soponcio.
Por favor, te estoy pidiendo un poco de humanidad.
Esto no es una pelea de gatas del colegio.
¡Por el amor de Dios, Ana ha desaparecido!
Cristina.
No te reconozco.
[♪ música calma] -Hola, tía Pilar.
-Hola, Lucía.
-No sé si sabe que estoy en mi horario laboral.
-¿Quién te ha visto y quién te ve?
Yo también estaría muy enfadada si mi padre me hiciese algo así.
Trabajando de modista.
-No se haga la tonta, todas las decisiones sobre mi vida han tenido que ver también con sus decisiones.
¿O se cree que no me entero?
-Siempre fuiste una chica muy lista.
Por eso quiero proponerte algo, quiero que trabajes para mí, un doble sueldo.
Velvet será tu castigo y Oxford tu bendición.
-¿De qué está hablando?
-Quiero que me pases toda la información que precise sobre las colecciones.
Los proveedores, los movimientos dentro de... -Su espía.
-Bueno, es una forma un poco excesiva de llamarlo, pero, sí, algo así.
-Ese era el plan.
¿Trabajar en Velvet para esto?
¿Y qué dice de esto mi padre?
¿O es que él también hace lo mismo?
-Venga, Lucía, todos esos caprichos que tienes hay que pagarlos.
¿O crees que la vida que llevas es regalada?
Tu padre se ha vuelto a enredar con la persona equivocada y está poniendo en juego nuestros negocios.
Confío plenamente en ti y sé que lo harás mucho mejor que él.
-Por supuesto que lo haré mejor, porque no lo haré.
-Lucía.
Lucía.
¡Lucía!
[♪ música animada] [jadeo] -He llamado y concertado todas las citas para la semana que viene, también he ordenado los informes.
Y los asuntos de Don Valentín están al día, así que si no tiene inconveniente, yo me voy a ir marchando.
-No, tú te irás cuando yo te lo ordene.
Ya te dije que hoy te iba a necesitar de una manera especial.
-¿A qué se refiere con lo de una manera especial?
-Víctor, víctor, víctor.
Tú y yo no hemos empezado con buen pie, y reconozco que los hombres como tú no son mi tipo, pero después de haber pasado todo el día contigo entiendo como Cristina ha repetido una y otra vez.
-Pero, Bárbara, Cristina no.
Es su cuñada y yo soy de Valladolid.
Y en Valladolid seguro que las cosas son mucho más aburridas que aquí.
Ya verás cuando le cuentes a tus amigos los provincianos el mundo que te llevas.
-Tampoco me van a creer.
Yo es que no estoy acostumbrado a que... -¿A qué?
¿A que te dominen?
Pues créeme, te va a encantar.
Venga, dímelo otra vez, sí, dímelo otra vez, así, ¿ah?
Venga, llámame ratita.
-Serás hijo de la gran puta.
[♪ música animada] -Aquí están todos locos.
[♪ música animada] -¿De dónde viene?
Lucía, ¿te pasa algo?
-Eso debería preguntárselo a mi padre.
-Lucía, no todos los días se puede ser el centro del universo.
No sé si eres consciente de que aquí ha desaparecido una persona y de que tu padre no es el responsable de todos tus males.
A ver si maduras de una vez, que ya no eres una cría.
-Mi padre es un miserable.
-No te voy a consentir que hables de ese modo, ¿me oyes?
-¿Sabes que mi padre ha estado vendiendo información a mi tía Pilar?
-¿Pero qué tonterías estás diciendo?
-Que él es el responsable de que Raúl de la Riva no tenga colección.
-Lucía, hacer ese tipo de acusaciones es algo muy grave, no un juego de críos.
[♪ música triste] -¿Por qué no le preguntas a él?
-¿Qué pasa?
-A ver si a la cara tiene el mismo valor para mentirte que para robar por las noches.
-No es cierto que hayas tenido algo que ver con el robo de la colección de Raúl de la Riva, verdad?
¿Verdad?
[♪ música animada] ¿Le has estado pasando información a tu hermana de las galerías a nuestras espaldas?
-A mis espaldas?
-Lo siento.
-Me has traicionado.
¿Cómo he podido volver a caer?
-Lo siento, Blanca.
-Vete.
Vete de aquí ahora mismo.
No quiero volver a verte.
No puedo... [♪ música triste] -Buenas noches, estamos buscando a Emilio... -López.
Emilio López.
Soy yo, soy el tío de Ana Rivera.
-¿Y usted es?
-Alberto Márquez, director de las galerías, yo fui el último en verla.
Ana es... ¿Podemos hablar en un sitio más privado, por favor?
-Claro.
[♪ música triste] -A mí no me dejó acompañarla.
-Estaba muy oscuro y... se marchó sola, corriendo.
Luego, cuando quise encontrarla, era demasiado tarde, no hubo manera.
-Está bien.
Con eso es suficiente.
-¿Y ahora?
-De momento, esperar.
Una persona no se considera oficialmente desaparecida hasta transcurridas 48 horas.
En el caso de su sobrina, aún no han pasado ni 24.
-Algo podremos hacer entretanto.
-Sí, ustedes mantener la calma y no ponerse en lo peor.
Y nosotros buscar a Ana.
Don Emilio, piense que su sobrina se marchó como reacción a una mala noticia.
Estaba muy disgustada, seguramente sintió la necesidad de estar sola.
Posiblemente vuelva hoy mismo, no tiene por qué haberle ocurrido nada.
-¿Y si pasan 48 horas y no aparece?
-Llegado el caso, mostraríamos fotografías de Ana en aeropuertos, comisarías, estaciones de ferrocarril... A propósito, ¿quién de ustedes nos podría facilitar una fotografía reciente de Ana?
-Yo debo tener alguna en mi cuarto.
Lo difícil va a ser encontrar una reciente, porque casi todas son de cuando era una cría.
-Tal vez haya alguna fotografía en los ficheros de la empresa.
-Es posible que aquí.
-Esta puede valer.
-Perfecto.
Esta servirá.
-Ahora, con su permiso, me gustaría informar al resto de los empleados.
-¿Cómo no?
-Yo los acompaño, por favor.
[♪ música triste] -¿Cómo que esperar?
¿Esperar y ya está?
¿Esperar?
-Tenemos que conservar la calma.
Total, no ha pasado ni un solo día.
Y dejar que la policía actúe.
Por eso les pido a todos que por favor vuelvan a su rutina.
-Don Emilio.
-No se preocupe, seguro que todo esto queda en un susto.
-Eso espero.
-Bueno, si saben algo, no sé, o si aparece, avíseme.
-Descuide, le avisaremos.
-Ahora, vayan a dormir.
Intenten descansar.
[♪ música calma] -¿Quieres que me quede contigo?
-No hace falta.
-Claro.
-Buenas noches.
[♪ música calma] -Vete de aquí.
-Alberto, escucha... -¡He dicho que te vayas!
-Raúl me ha contado lo de Ana.
-Supongo que estarás muy orgullosa por eso.
-Yo no esperaba que Ana hiciera algo así.
-Claro.
Seguro que lo sientes muchísimo.
-Sí que lo siento, de verdad.
Alberto, seguro que está bien.
Yo también desaparecí por lo mismo, cuando supe que me engañabas.
Yo también fui víctima de Alberto Márquez y regresé.
Ana regresará.
-Ya.
Claro.
La policía ha venido porque nadie sabe nada de ella.
Nadie.
Así que no vengas ahora a consolarme por algo que has provocado tú.
-¿Yo?
Alberto, eres tú quien lo ha hecho mal todo desde el principio.
Tú me engañaste a mí, tú engañaste a Ana, yo tengo solo... -Deja de escupir tu veneno y vete de aquí, porque te juro que ahora mismo no me hago responsable de lo que sea capaz de hacer.
Reza por que Ana esté bien.
[♪ música triste] -Cristina, me voy a ir de aquí.
-Víctor, Ahora no.
[Cristina llora] -No sabía que te lo ibas a tomar así.
[llanto] Cristina, por Dios.
Oye, que a Valladolid no me voy hasta mañana si quieres.
-Acabo de discutir con mi marido.
Y tiene razón, soy mala.
No, no entiendo lo que hago.
Últimamente no me reconozco, no sé quién soy.
[llanto] -Ya, ya.
-No entiendes nada.
He hecho cosas despreciables.
Ahora tengo que asumir las consecuencias, y, no, no quiero.
-Escucha, escucha, eso no lo digas, por favor.
[llanto] Cristina.
Lo nuestro es lo mejor que me llevo de aquí con diferencia, y nada es despreciable de lo que hemos hecho.
Es complicado, pero... -Gracias, no me gustan las despedidas.
[♪ música triste] -¿Padre?
¿Voy a ser padre?
[sollozo] [golpes en la puerta] -Blanca, Soy yo, tenemos que hablar.
Abre, por favor.
-Yo no tengo nada que decirte.
-Entonces escúchame, déjame explicarte.
Cuando te he dicho que me he liberado de una carga que estaba acabando conmigo, te hablaba de mi hermana.
Tenía un trato con ella que me estaba destrozando la vida.
Y lo he hecho para apostar por nosotros.
Es cierto que he sido un miserable, que te he mentido, pero he cambiado por ti.
Tienes que creerme.
Mi amor es verdadero.
Abre, por favor.
[♪ música triste] Blanca.
-Tú sabes que yo confié en ti.
Que di la cara por ti ante don Emilio.
Que él me advirtió que no me fiara de ti.
Y que yo te defendí.
Que le dije que estaba equivocado.
¿Cómo voy a poder mirarle otra vez a la cara?
Tenía razón, tú siempre serás un mentiroso y un traidor.
-Perdóname, por favor, podemos empezar de cero.
[exhalación] -¿Cómo has podido jugar conmigo de esta forma después de todo lo que nos pasó?
Todo ha sido una gran mentira.
-No es mentira.
Yo te quiero, es la única verdad.
Solo te pido una oportunidad para demostrarlo.
-Se acabó, Esteban.
Se acabó.
No voy a contarle a nadie lo que has hecho, es lo último que voy a hacer por ti.
Y ahora vete, vete de aquí y no vuelvas nunca.
Por favor, déjame en paz.
[♪ música triste] -Te estaba.
Buscando.
¿Y sí a partir de ahora las chicas Velvet nos quedamos así?
En tú y yo.
-No seas agorera.
Ana va a volver y va a ser todo como siempre.
-No lo sabes.
Quieres hacerme sentir bien, pero en realidad no lo sabes.
¿Por qué la gente hace eso?
Entre niños se comprende, pero que un adulto le diga al otro que todo va a estar bien cuando no lo sabe, me parece... -Bueno... Porque es reconfortante, ¿no?
-No, no lo es, puede que Anna esté muerta.
-No digas eso, Ana va a volver y simplemente, pues se llevó el disgusto que se llevó y ya está, ha querido darle un escarmiento.
-Eso es lo que harías tú, claro, pero Anna no es así.
[sollozo] [♪ música triste] -Mira quién está aquí.
Escondido, como siempre que se te necesita.
Quien te necesite.
Aunque, sabes, algunas veces, por esta manía que yo tengo de enfrentarme de cara a la vida, me tienta la idea de un cara a cara contigo.
¿Qué te parece?
Que no cambiaría las cosas.
Tienes razón, tienes toda la razón.
No perdamos el tiempo.
Tú a tu escondite.
Y yo... yo ya veré dónde me escondo.
[♪ música animada] -Don Emilio, por favor, por favor.
-No hay favores que valgan.
Si mi sobrina ha sufrido algún daño, no me importará quién se lo haya hecho, usted será el responsable.
[♪ música triste] Ana.
-¿Qué ha pasado?
-Lo siento.
-Tienes que confiar en mí, vamos a ser felices.
-Pero no juntos.
-¿Pero dónde has estado?
-¿Dónde has estado?
-¡Ana!
-¡Ana!
¡Ana!
¡Dios mío!
Por favor, ¿pero dónde estabas?
-Cristina, ¿estás embarazada?
-Ese hijo no es tuyo.
-Todo el mundo merece una segunda oportunidad, sobre todo si tienen un cuello tan bonito.
Como juegues con mi colección, te lo retuerzo.
-Qué callado te lo tenías.
-Ya sabes lo discreta que soy.
-Sin duda es una de tus virtudes.
-¿Qué es lo que tengo que hacer para poder tomarme algo con usted después de clase?
[risa] -Tomé la decisión de separarme de mi mujer, Me la voy a llevar adelante, con Ana o sin Ana.
Estoy perdiendo a mi marido, necesito que vea la cara de este niño ya.
-¿Has conseguido anular tu matrimonio?
-Sí.
-Perdone, ¿es usted Ana Rivera?
-¿Es usted Phillipe Ray?
-¿Desde cuándo lleva diseñando para Velvet?
-¿Por qué eligió ese nombre?
-¿Fue para ocultar su...?
-Que estoy viendo los titulares de mañana: "Triunfante colección de la zorra de Alberto Márquez".
-¿Pero tú qué...?
-¡Señoras!
Fuera de aquí ahora.
-Vas a ser el blanco perfecto para la prensa.
Es tu colección, tú decides.
-Seguimos adelante.
Support for PBS provided by: